lunes, 9 de junio de 2014

La interpretación



De las llamadas artes la relación entre el artista y el público es similar en todas menos en una, cuando un pintor muestra su obra, el espectador recibe directamente el arte y él hace su interpretación, así ocurre también con la arquitectura, la escultura, la literatura. Pero no así con la música, cuando un músico presenta su obra lo hace a través de intérpretes, intermediarios que son el vehículo para la presentación de la obra de arte.

La música necesita de ejecutantes, personas más o menos virtuosas que traducen los pensamientos musicales del autor al lenguaje musical y nos permiten apreciar y, de nuevo reinterpretar, lo que el artista pretende. Por tanto es un arte que debe compartir su espíritu con el autor y el intérprete. En ocasiones confluyen en una misma persona, pero a diferencia de otras artes, (pintura, escultura, arquitectura y literatura) confluyen dos premisas: una lo efímero de la representación artística, una vez ejecutada la pieza, ya no existe, y la otra que cada vez que se interpreta es distinta. A pesar de que la tecnología nos permite guardar esa interpretación musical y escucharla una y otra vez, es cierto que cuando se vuelva a interpretar volverá a ser efímera y distinta.

Por eso Beethoven será distinto si lo interpreta esta o aquella orquesta, este pianista o aquél. Por eso se nos abre la boca con ciertas versiones, tanto de clásicos como de contemporáneos cuando reinterpretan algo que, curiosamente, en la mayoría de los casos está ¡Escrito en un papel!, pero ¡Ah el matiz! ,


Sólo la representación literaria del teatro y la danza contienen estas premisas, son efímeras y cada representación es distinta.  El creador toma prestado de la música o del escrito, la base de su arte y ejecuta directamente una interpretación visual artística que también es irrepetible, las  diversas versiones de ese mismo espectáculo, correrá a cargo de nuevos artistas con creaciones nuevas, no es habitual que una obra de teatro o de  ballet repita una y otra vez una coreografía de un mismo coreógrafo o una misma puesta en escena de un mismo director teatral,  lo normal es que se cree de nuevo con nuevas interpretaciones, pero, a diferencia de la música, esa representación es el arte ideado por un artista que lo presenta al público directamente. 

1 comentario:

  1. Tal vez la única interpretación realmente valida sería aquella dirigida por el autor. Quizás Beethoven se revuelva en su tumba al ¿oír? como le interpretaba von Karajan y en cuanto a los vivos, pocos se manifiestan en contra de las versiones que de sus obras se hacer. Tal vez en esto influya ligeramente la cuestión económica.

    En todo caso diré, que las interpretaciones, no solo en música, también en las adaptaciones de textos literarios, por establecer un paralelismo, a veces mejoran lo hecho por el autor; no siempre son peores, no siempre el autor, aunque sea el inspirador del resultado final, tiene razón.

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